jueves, 11 de diciembre de 2014

"No pagamos para que nos peguen"

Desde que Adela Navarro Bello asumió la dirección general del Semanario Zeta, en el 2006, año de la muerte de Jesús Blancornelas, el último de sus fundadores y director general, ella sabía que la tarea de continuar con la línea de periodismo independiente no iba a ser fácil. Los gobiernos y el crimen organizado así se lo han hecho saber desde hace más de 30 años. 

Por: Pável Raúl Rpdríguez



Este reconocido periódico con sede en Tijuana, México, está marcado por homicidios y atentados. El primer incidente lo vivieron en 1988, cuando unos asesinos le quitaron la vida a Héctor Félix Miranda, co director y fundador de Zeta. Aunque ya están en la cárcel los autores materiales del hecho, sigue impune la autoría intelectual, señalo la editorial de la revista del 30 aniversario de Zeta, publicada en 2010.

Otro de los golpes a la familia Zeta, fue en 1997 cuando criminales al servicio del cartel de los hermanos Arellano Félix atentaron contra Jesús Blancornelas. Fueron más de 70 tiros que dieron blanco en la camioneta donde este iba. Cuatro de estos llegaron a la humanidad de Blancornelas, pero sobrevivió. Sin embargo, no así su escolta y seguridad, Luis Valero Elizaldi.
  
Ya en 2004, Francisco Javier Ortiz Franco, el editor general, fue asesinado frente a sus hijos. El costo por el trabajo periodístico ha sido alto. En enero de 2010 recibieron información de que supuestamente pretendían matar a varios jefes del semanario Zeta, de acuerdo a una filtración de un funcionario estadounidense, por lo que el Ejército mexicano tuvo que asignarles soldados a los tres principales editores durante más de dos meses, hasta que fueron detenidas las personas involucradas.

La línea editorial investigativa, independiente, antigobierno y contestataria de Zeta, le ha llevado a tener una amplia aceptación entre la población tijuanense que espera cada viernes para leer sus reportes. Adela Navarro dice que la sociedad lleva al medio e indica que el 80% del contenido del semanario se sustenta en denuncias hechas por la población.

"Tenemos un compromiso con  la gente que va más allá de las presiones políticas. Informamos con bases, con pruebas y eso hace que tengamos credibilidad", acotó la periodista. Al escuchar a esta valiente mujer mexicana, se evidencia la pasión que lleva en la sangre para ejercer el periodismo. Y vaya que hay que tener coraje para trabajar en estas circunstancias.
  
Navarro ganó el premio al Valor Periodístico 2011 (2011 Courage in Journalism Award) que otorga la Fundación Femenil Internacional de Medios (International Women's Media Foundation). Este organismo es una red global dedicada a reforzar el papel de la mujer en los medios de comunicación en todo el mundo, como un camino para promover la libertad de prensa.

Junto a ella ganaron el premio Parisa Hafezi, jefe de la oficina de Reuters en Irán, golpeada, acosada y detenida por cubrir información de los opositores al gobierno, y Chiranuch Premchaiporn, directora del periódico en línea Prachatai, que ha sido bloqueado por el gobierno de Tailandia.

De la misma manera, en 2007, Navarro Bello recibió por parte del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) el Premio Internacional a la Libertad de Prensa.

"La realidad es que en el extranjero nos ven como un país que tiene una crisis de inseguridad muy grave. Por esta razón, organizaciones de protección y defensa de los periodistas, o del periodismo, tienen los ojos puestos en aquellos medios que, a pesar de las condiciones, están haciendo un trabajo de investigación incluso en el tema del crimen organizado y del narcotráfico", comentó.
    
Más allá de los reconocimientos que ha obtenido Navarro, ella reconoce que los tres asesinatos y el atentado a la familia Zeta, continúan en la impunidad, pero la solidaridad de la sociedad del estado de Baja California y la consolidación del equipo de periodismo de investigación la hacen seguir adelante.

Adelante con sus reportajes sobre narcotráfico, corrupción en el gobierno, abusos del poder, transacciones ilícitas en las instituciones y con todo aquello que de manera directa o indirecta afecte a la sociedad.

Esta línea editorial ha causado que el semanario sobreviva sólo gracias a la venta del mismo pues es muy poca la publicidad que tiene y el gobierno no hace contrataciones con ellos. El Ayuntamiento de Tijuana, capital de Baja California, les dijo que "no paga para que le peguen". Para asegurar su producto, Zeta es impreso en los Estados Unidos y cada semana cruza la frontera para llegar a las manos de los lectores.
  
Adela Navarro asegura que en Baja California todavía operan bandas del crimen organizado. "Sigue el crimen organizado, sigue el narcotráfico desarrollándose en Baja California, particularmente en Tijuana, pero con un bajo perfil. Y lo que es muy grave es que una vez más tenemos acuerdos entre los criminales y las fuerzas policiales", asegura, "porque para bajar el perfil se tiene que llegar a acuerdos".
  
Ante esta dura realidad, la periodista dice que "seguiremos estando cerca de la comunidad y lejos del gobierno. No dejaremos de informar y cada viernes tendrán en sus manos un periódico hecho por ellos y para ellos. En 2015 cumpliremos 35 años de fiel cumplimiento a la premisa bajo la cual Jesús Blancornelas echó andar este periódico "libre como el viento".


PÁVEL RAÚL RODRÍGUEZ

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