Por: Milagros Murillo F. | Panamá
La ciudad de Tijuana, ubicada en el estado de Baja California, en México, es la zona urbana más grande de la frontera con Estados Unidos (EE.UU.). Fue fundada hace más de 120 años y es la cuarta ciudad más importante del país azteca, sin embargo, está marcada por la violencia que ha dejado miles de muertos. ¿La causa?, el narcotráfico.
Y es que, aunque la economía de la región se basa en la manufactura, la maquila (que consiste en ingresar productos de otros países para luego exportarlos), además del ensamblaje de artefactos médicos y aparatos electrónicos, especialmente de televisión, los narcotraficantes han empañado la región, pues cifras estatales revelan que unas 500.000 personas pertenecen al crimen organizado en todo el país.
Tal es el caso del cartel de Tijuana o de los Arellano Félix, cuya presencia se fortaleció en los años 90. Ellos, según el periodista investigativo de la agencia Tijuana Press, Vicente Calderón, han sido capturados poco a poco, pero sus ramificaciones siguen haciendo daño. Aunque la tasa ha disminuido, para el 2006, Tijuana era la sede de los secuestros, mientras que, por año se registran más de 800 homicidios.
A pesar de esto, según Víctor Clark Alfaro, del Centro Binacional de Derechos Humanos, entre 80.000 y 100.000 personas llegan cada año a vivir a Tijuana, donde hay una economía recesiva, pues la tasa de desempleo, que hace 10 años era de un 2%, ahora es del 8%. Él recordó que esta antes era una tierra de oportunidades, pero sigue siendo atractiva por su cercanía con EE.UU. para buscar ese sueño americano del que muchos hablan. Explicó que aunque los migrantes, especialmente de Centroamérica y Brasil han disminuido, cada día extraditan de Estados Unidos hacia México a unas 200 personas.
La mayoría queda convertida en “homeless”, o personas sin hogar, y al menos mil se han quedado viviendo en El Bordo, una canal donde prolifera la droga y los dormitorios improvisados. Dijo además que el 85% de los adictos consumen la llamada “cristal” y “ice”, dos tipos de metanfetaminas.
“Violencia, crisis y economía” son los principales temas, que adujo Clark Alfaro, tratan las noticias diarias. Aún así, los tijuanenses no se resignan, prueba de ello es que hay una nueva generación de cultura, que incluye poetas, cantantes, escritores y pintores.
También toman medidas de seguridad que incluyen no estar fuera de casa tarde en la noche, aunque la juventud, en un estilo de rebeldía, sí lo hace. “Se adaptan en una zona de temor”, afirmó.
El tráfico ilegal de drogas traspasa fronteras y el mercado aumenta cuando cruzan la codiciada garita de San Ysidro, que conecta Tijuana con la ciudad de San Diego, en California, ya sea por arriba, o por abajo. Prueba de ello son los ya famosos narcotúneles que sirven para el paso de droga, armas, dinero, personas y animales exóticos, cuya construcción puede costar un millón de dólares, cifra que para los narcotraficantes, es poco y más cuando incluso llegan a alquilarlos. Algunos han medido 800 metros de longitud. Su construcción es un trabajo peligroso no solo por el riesgo de derrumbes, sino por el hecho de ser descubiertos. Añadió Clark que la ventaja es que Tijuana es una zona ruidosa, pero aún así autoridades mexicanas en conjunto con estadounidenses han logrado detectar unos 8o en los últimos años. Los dos últimos túneles fueron detectados en abril de este año, pero hay algo de lo que Calderón está seguro: “en este momento debe haber por lo menos uno funcionando”, pero la incógnita es dónde.
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