Revista Sala de Redacción
En la fronteriza Tijuana a las 17 horas oscurece. Las calles están alumbradas en la periferia y una tarde de noviembre de 2014, el periodista Vicente Calderón, transmite su conocimiento a un grupo de reporteros provenientes de varios países de Latinoamérica, al describir su experiencia en la cobertura de temas sobre narcotráfico.
Calderón suma tras casi tres décadas de experiencia como testigo del acontecer en el área entre México y EE.UU., tras iniciar su carrera en 1985 en radio, pero que por cuestiones de censura se trasladó a la televisión local para elaborar reportajes sobre la frontera, específicamente en el Estado de California y en canales de televisión del país del norte.
Durante su paso en Los Ángeles, California, trabajó en Telemundo e incursionó en Univisión, para luego retornar a Tijuana por una cuestión de gustos: prefería hacer periodismo ahí y no el que se hace en la televisión en español de EE.UU.
El momento era importante, finales de 2006, cuando empeoró la violencia asociada al narcotráfico en la región que se agravó dos años después y alcanzó los niveles más altos en la historia reciente. Por primera vez había una intención seria y coordinada de varias autoridades para recuperar las corporaciones que prácticamente pertenecían a criminales.
Es entonces cuando Calderón funda Tijuanapress.com, medio de comunicación que suma ya diez años de existencia y cuyo predecesor Señor News Media Services, atendía la demanda de medios de internacionales que necesitaban transmitir el acontecer en ese estado fronterizo pero evitaban trasladar a sus reporteros, ya sea por desconocimiento de la situación o para no asumir el costo de los viajes hacia esa región.
Este es el extracto de la conversación sostenida en las instalaciones del Instituto de las Américas, ubicado en la Universidad de San Diego, California, publicada en la revista guatemalteca especializada en periodismo Sala de Redacción.
“Muchas veces estamos en una encrucijada”
En Guatemala, la investigación de temas sobre el narcotráfico no está en la agenda regular porque los periodistas que cubren esas zonas están completamente desprotegidos. ¿Qué les recomiendas a los colegas de este país ante esto?
Ser lo más profesional posible, pero también entender y documentar las cosas. Tratar de buscar una agenda para encontrar a las personas adecuadas porque el papel de corsarios no nos corresponde, no hay condiciones para ello en Latinoamérica.
En México por ejemplo, el nivel de impunidad es terrible y para muestra, nueve de cada diez delitos quedan en la impunidad y algunas veces, el proceso es muy cuestionable.
En México por ejemplo, el nivel de impunidad es terrible y para muestra, nueve de cada diez delitos quedan en la impunidad y algunas veces, el proceso es muy cuestionable.
Nos explicabas que lo ideal sería aclarar con el medio en qué términos se hace la cobertura y no aceptar trabajos sin garantías…
Así es. El reportero siempre tiene que ejercer el derecho de que, al sentir que las cosas no garantizan su seguridad o comprometen su imparcialidad profesional, debe manifestarlo primeramente al medio, establecer alianzas con otros compañeros de los medios y avisar, siempre avisar, nunca dejes de avisar.
¿Qué sugieres para el "reporteo" de casos sobre narcotráfico?
Registrar la cobertura. Si observas que aparecen muchos casos de un grupo delincuencial no te enfoques totalmente en él para no dar la impresión de trabajar para ellos o que cubres los intereses del otro.
Muchas veces estamos en una encrucijada porque no somos elementos policíacos. Tenemos que respetar la institucionalidad y la legalidad. También la relación con el Gobierno debe ser separada y tenerse con mucho cuidado, no dejar que ellos te manipulen.
Recordemos esa premisa del periodismo que dice: Si tu mamá te dice que te quiere… confírmalo.
Recordemos esa premisa del periodismo que dice: Si tu mamá te dice que te quiere… confírmalo.
¿Tienes un ejemplo que evidencie alguna relación entre narcotraficantes y reporteros?
La vez que un periodista se sentó a platicar con un narcotraficante en una forma servil. Entiendo en que a veces hay que ir, pero es una situación muy comprometedora. Cuando salió a luz el caso, la empresa se desentendió y como lo tenían como un contratista (le compraban la información) entonces se desliga. Muchas empresas hacen eso.
¿Cuál es el papel que debe asumir la prensa en las regiones copadas por el narco?
Se debe ser lo más profesional posible, no volverse activista porque ese no es el papel de la prensa, particularmente en los sitios donde no hay condiciones. No se puede estar persiguiendo narcotraficantes, eso es un papel que corresponde al Estado.
Hay otra línea de acción, es la continuidad de la corrupción que provocan las organizaciones criminales y una opción es buscar cuál. Es el funcionario quien tiene más probabilidades de ceder y que la presión sea contra él.
Por ejemplo, en Tijuanapress.com no copiamos el modelo del Semanario Zeta. Acá tratamos de buscar la parte de la corrupción institucional.
¿A qué riesgos están más expuestos los periodistas en estas zonas?
Ceder a lo "glamoroso" que puede resultar un golpe espectacular de manera periodística. Hay que organizarse y saber con quién trabajas y ser muy claro con los compañeros.
Antes cubríamos los eventos policíacos de manera aislada y todo el mundo quería ser el primero, pero cuando la cosa se puso más difícil en Tijuana, los reporteros empezaron a organizarse para no llegar solos.
Se debe tener mucho cuidado y leer a los compañeros, saber en qué medio, en qué ecosistema te estás moviendo y así llegar a conocer quién tiene cierto sesgo.
Se debe tener mucho cuidado y leer a los compañeros, saber en qué medio, en qué ecosistema te estás moviendo y así llegar a conocer quién tiene cierto sesgo.
Desafortunadamente, ante la situación que vivimos, hay un periodismo al que yo le llamo 'de libre mercado', de pago por evento y ahí muchos reporteros caen en la tentación y en México, cuando llega el narcotráfico como un nuevo poder... podemos volvernos víctimas.
Antes el poder lo tenía el Estado o los empresarios y ellos manipulaban a la prensa. Algunos reporteros pensaban que esto sería igual, pero no, esto es un riesgo mucho mayor: el narcotráfico.
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