viernes, 21 de noviembre de 2014

Venezuela | Nuncio Aldo Giordano: La Iglesia apuesta por el diálogo


Aldo Giordano, es un mensajero, pero no cualquiera. Representa en Venezuela al Santo Padre Francisco, máximo jefe de la Iglesia fundada por Jesucristo. El Nuncio Apostólico, viene de muy lejos de Cuneo, Piamonte en Italia. Autor de varias tesis y publicaciones, Aldo Giordano escribió en 2013 el libro “Otra Europa es posible: ideales cristianos y prospectivas para el Viejo Continente”, en el que ha recogido sus experiencias y reflexiones surgidas durante sus casi 20 años de servicio a la Iglesia en Europa.
Por: Marjuli Matheus Hidalgo | Venezuela
Estudió filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana, en 2002 bajo el pontificado de Juan Pablo II. Fue nombrado Capellán de Su Santidad y años más tarde prelado de honor del Papa.

Llega muy temprano a su cita con el Grupo 6to Poder. Al entrar saluda a todos, les tiende la mano y mira a los ojos; escucha, pregunta e intenta entender las diversas visiones que sus anfitriones tienen sobre el país, sobre la Iglesia, y sobre la Santa Sede.

A la hora de hablar recurre a la prudencia, mide bien lo que va a decir, y llama al diálogo, al encuentro, mientras se desvive hablando de Venezuela, país que lo ha acogido con gran afecto, según dice. “Llevo 8 meses pero siento que ya es un año” Giordano, de 54 años, era enviado especial con funciones de Observador Permanente en el Consejo de Europa, en Estrasburgo (Francia) hasta que el Papa lo eligió para venir a Venezuela. Después de estudiar Filosofía y Teología en el Centro de Estudios Teológicos Interdiocesano de Fossano (provincia de Cuneo) y en la Facultad Teológica de Italia del Norte en Milán, se especializó en Filosofía en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, entre 1978 y 1982.

Para su tesis doctoral, Aldo Giordano eligió el estudio del pensamiento del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, un campo que marcará toda su carrera, centrada particularmente en el campo ético de la filosofía contemporánea.

En 1995 fue elegido secretario general del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), cargo que ejerció durante 13 años después de dos reelecciones.

Fue nombrado Nuncio Apostólico en Venezuela en 26 de octubre de 2013 por el Papa Francisco. El 14 de diciembre de 2013 fue ordenado Arzobispo por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado y su predecesor como Nuncio Apostólico en Venezuela. Llegó a Venezuela el 3 de febrero de 2014.

Bienvenido monseñor. -Gracias. Comprenderá que no puedo hablar mucho (risas), tengo aún limitaciones con el idioma.

Entendemos.
-Gracias.
¿Cómo ve usted la Iglesia en Venezuela en comparación con otras iglesias de América Latina?

-La Iglesia venezolana es muy popular, muy cercana al pueblo, es una Iglesia interesada en dar esperanza al pueblo, sobre todo ante los males modernos como la violencia y la inseguridad. Un pueblo necesita paz, necesita esperanza y la Iglesia, gracias a la buena noticia del evangelio, tiene ese papel.

Venezuela es actualmente un país muy convulso políticamente ¿Qué pasó por su mente cuando el Papa lo designó Nuncio Apostólico para Venezuela?

-Fue una verdadera sorpresa, yo venía de trabajar por 20 años en Europa. No conocía Venezuela, solo sabía lo que aparecía en los medios de comunicación. Era un espectador más. Me despertó una gran curiosidad el hecho de venir como enviado del Santo Padre. Para mí fue un gran honor. Mi antecesor es hoy el secretario de Estado de la Santa Sede, monseñor Prieto Parolin, y sustituirlo me provocó miedo, por un lado, pero también sentí un gran compromiso. Vine aquí con mucha alegría, había escuchado que en Venezuela existe un pueblo con un gran corazón, un pueblo que es cercano a la Iglesia, gente que en momentos de crisis tiene un enorme sentido del humor y alegría.

En efecto, lo tenemos.

-Cuando le pregunté al Papa: “¿Qué debo llevar en mi maleta al ir a Venezuela?”, me miró y me dijo: “Debes llevar a Venezuela mucha alegría y mucho humor”. Después de escuchar a Su Santidad, yo he sido muy obediente (risas).

El país ha manifestado una necesidad de incluir a la Iglesia Católica en el diálogo entre gobierno y oposición, ¿Cómo ha sido el proceso y aporte de la Iglesia en ese sentido? ¿Se han iniciado algunas gestiones?

-Todos conocen que nuestro Papa es un gran protagonista de la Paz; es claro que el Papa sigue a Venezuela, gracias también a la colaboración del Cardenal Prieto Parolin; es claro que ser representante del Papa Francisco aquí en Venezuela, significa trabajar para la paz. Un instrumento para ello es el diálogo, la Nunciatura participó en la Conferencia para la Paz propuesta por el Gobierno, porque nuestro interés, de ser posible, es contribuir a evitar derramamiento de sangre y crear espacios en los que se puedan afrontar los problemas de un pueblo. Nosotros pensamos que el diálogo es la forma natural de resolver los problemas, no creemos en la violencia. Responder con violencia es generar nuevas situaciones de violencia, las heridas pueden durar por años, sobre todo en los niños. Tenemos la responsabilidad de construir una patria de paz. El pueblo venezolano merece la paz.

¿Usted asistió a todos los encuentros?

-Yo participé en todos los encuentros de la Conferencia para la Paz, e incluso tuve el honor de leer los mensajes del Papa Francisco durante el primer encuentro entre la oposición y el gobierno. Fue un mensaje muy poderoso, con mucha luz, enviado desde el corazón del Santo Padre. Después, por meses se hicieron reuniones semanales y yo trabajé junto con los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador, como testigos de buena fe de estos encuentros. Algunos se realizaron en la Nunciatura. Luego de que el diálogo formal cesó, ya sin los flashes de la prensa, continuó el diálogo en otras formas. Las puertas de la Nunciatura están siempre abiertas al encuentro, al entendimiento. Hemos recibido a representantes del gobierno, de la oposición, y de las familias de los estudiantes. Muchas personas rezan en Venezuela por la paz, como muchos países rezan por Venezuela, así como los venezolanos rezan por la paz en otras partes del mundo, es un principio de la Iglesia Católica, somos uno.

Queríamos aprovechar su visita al Grupo 6to Poder, para tocarle un tema neurálgico para los católicos en Venezuela, relacionado con la beatificación de José Gregorio Hernández ¿Cómo va eso en el Vaticano?

-Estoy impresionado al experimentar cómo el pueblo de Venezuela tiene afecto y devoción por el Venerable José Gregorio Hernández. Es una devoción única extraordinaria. Mi nombramiento en la Nunciatura Apostólica de Venezuela fue el 26 de octubre de 2013, fecha del natalicio de José Gregorio Hernández, por eso puede ser que alguien vea mi nombramiento como una señal para la beatificación del Venerable. La semana pasada conté esto en la misa que celebré en la Candelaria donde reposan los restos de José Gregorio Hernández, y la gente se emocionó mucho. Espero pueda ayudar en el camino de la beatificación.

Una cosa que me impresiona es que el Doctor José Gregorio Hernández es una figura de unidad del país, está más allá de la polarización, es un instrumento para construir el bienestar común. Antes de ser beatificado, José Gregorio Hernández ya es un constructor de la paz. Todos conocen el hecho de que basta solo un milagro, pero es necesario la cientificidad, los documentos y las pruebas. Es un proceso.

¿Ha recibido la Nunciatura alguna petición para que el Papa Francisco visite Venezuela?

-Tenemos muchas personas que solicitan a la Nunciatura una visita del Papa. Naturalmente, todos estarían muy contentos con eso, pero hasta ahora no hay una fecha en la agenda de Su Santidad. Si él comprende que su visita es importante, que el país necesita de su visita, él lo hará. Normalmente el Papa necesita una invitación conjunta de todos los factores del país. Si es la providencia de Dios, el Papa vendrá un día.

Entre los denominados por un sector del país presos políticos y estudiantes detenidos ¿Existen personas que buscan apoyo en la Nunciatura?

-Todos conocen la solidaridad de la Iglesia católica con los detenidos. Está escrito en el Evangelio, que debemos tener una atención con los privados de libertad. Es conocido que en Venezuela algunas de estas personas, sobre todo sus familias han acudido a la Nunciatura, y piden una ayuda para avanzar en el proceso. Naturalmente, la Iglesia no va a intervenir en las cuestiones jurídicas del proceso, esa no es nuestra tarea, pero podemos apelar a lo humanitario. Es nuestro deber dar una esperanza para el futuro, sobre todo a los jóvenes.

El Papa Francisco ha roto muchos moldes ¿Cómo define usted a este Pontífice que ha creado tanta expectativa?

-No estoy seguro de poder expresar con palabras lo que es Su Santidad. Él es un papa totalmente abierto, no responde a intereses particulares, y está dado a realizar el Plan de Dios sobre su persona y sobre la Iglesia. Él no quiere que algunos no se sientan hijos de Dios. Elegir el nombre de Francisco fue para que la Iglesia retome lo esencial del Evangelio, es decir, ir a las periferias sociales, allá donde está el dolor y el sufrimiento. El Papa no tiene posiciones cerradas sobre nada, es un hombre abierto, que escucha y que tiene una preferencia hacia los pobres.

Respecto a la proliferación en Venezuela de otros cultos, algunos orientados a la santería ¿Cómo ve la Iglesia Católica estas prácticas y qué está haciendo para retomar el vínculo con la sociedad, especialmente con los jóvenes?

-Este es un fenómeno que se está dando en todo el mundo. Yo creo que esto obedece a que la gente busca algo más allá, a la eternidad; y cuando no encuentran un camino como el cristianismo o el evangelio, están vulnerables a experimentar otras opciones. Este fenómeno expresa estos deseos del corazón del hombre que den sentido a su existencia. Esto exige a la Iglesia ejercer su esencia, caracterizada por ser la institución que anuncia la buena noticia del evangelio, la felicidad, la existencia de una comunidad, de una familia. La Iglesia debe ser todo esto y cuando falla, lógicamente la gente busca otros caminos. Creo que el Papa está retomando esta esencia.

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